Sinopsis
En una ciudad de provincia del México de finales del siglo XIX, Don Francisco (Fernando Soler) tahúr y bohemio, el mismo día de su boda se dedica a jugar a las cartas, por lo que casi se olvida de su compromiso y llega tarde a su boda, lo cual causa un gran un desaire a la familia de Carlota (Aurora Walter), la novia, y quien debido a que está embarazada, es enviada de urgencia a París a que se case con su tío, a fin de justificar su próxima maternidad.
Años después regresará Carlota, acompañada por Carmen (Marina Tamayo), la hija de Francisco; están decididas a radicar definitivamente en México. Así pasarán los años, con Don Francisco en la disyuntiva de gritar a los cuatro vientos su paternidad por Carmen, quién está enamorada de Fernando (Emilio Tuero) pero comprometida con don Rodrigo (Joaquín Pardavé) ¿repetirá la tragedia de Carlota, su madre?
Una película que refleja la nostalgia de la pequeña burguesía mexicana de la época. Esta es la historia de una vida y de una época. Es la historia de un amor en tiempos de don Porfirio.
Acerca del director
Juan Bustillo Oro
Nació en la ciudad de México el 2 de junio de 1904. Consideraba que, dado que el cine surgió a mediado de la ultima década del siglo diecinueve, y él había nacido a mediado de la primera del siglo veinte, menos de diez años después, autor y cinematógrafo se encontraron en la mutua y extrema juventud, intimando, reconociéndose y queriéndose hasta el final… Así toda una época.
En contra de la opinión familiar, su inclinación por la literatura y el cine lo impulsó a tomar un curso de guión, argumento y adaptación cinematográfica por correspondencia, consiguiendo un empleo como periodista, al mismo tiempo escribía piezas teatrales y fundó con Mauricio Magdaleno el Teatro Ahora, un grupo experimental que montó piezas de su autoría, como son Los que vuelven, San Miguel de las espinas, Una lección para maridos, Tiburón y Mi hijo mexicano. En 1927 debitó en el cine con el largometraje silente Yo soy tu padre.
Incursionó en 1933 en el cine sonoro con la adaptación de la obra Volpone de Ben Johnson, argumento de la película Tiburón de Ramón Peón, y ese mismo año también colaboró en el guión de El compadre Mendoza de Fernando de Fuentes; un año más tarde, con uno de sus argumentos y en codirección con Antonio Helú filmó El fantasma del convento. Fuertemente influenciado por el expresionismo y su vocación pirandelliana, debutó en 1934 como director en solitario con Dos monjes y un año más tarde filmó El misterio del rostro pálido, dos cintas que no tuvieron gran éxito, tal vez porque resultaron demasiado elaboradas para el gusto de la época.
En 1935 estrenó Virgen, casada y mártir, gran éxito en taquilla, por lo que en adelante combina una fórmula que osciló entre sus gustos personales y lo que el público exigía. Dos años más tarde se asoció con Jesús Grovas, uno de los más importantes productores de la época, y con argumentos de Humberto Landeros, Cinematográfica Grovas produjo grandes éxitos como En tiempos de don Porfirio, Ahí está el detalle (que consagró a Mario Moreno Cantinflas); México de mis recuerdos, Cuando los hijos se van, ésta última paradigmática del melodrama familiar.
Ficha técnica:
En tiempos de don Porfirio
México, 1939
Dirección: Juan Bustillo Oro
Con: Fernando Soler, Marina Tamayo, Emilio Tuero, Joaquín Pardavé, Dolores Camarillo Fraustita y Aurora Walter.